Las autoexigencias para lograr los objetivos que todo empresario se propone:
Seguramente ya ha oído el dicho: “Todo el mundo quiere ir al cielo, pero nadie se quiere morir”. Yo veo esa actitud en todas partes: en los negocios, en las inversiones y en la vida de muchas personas. Pregúntele a quien sea: “¿Quieres ser rico?”, y le responderá: “¡Por supuesto!”. Pero pregúntele: “¿Estás dispuesto a hacer lo que haga falta?”, y con frecuencia le devolverán una mirada vacía.
Para mí, la diferencia entre alguien que realiza sus sueños y alguien que no, es que el primero tiene la disposición para hacer lo que sea que se necesita para llegar hasta ahí, y el segundo no.
Una vez escribí acerca de los cuatro tipos de personas en que se puede dividir el mundo:
- Aquellas que deben tener la razón,
- Aquellas que deben permanecer cómodas,
- Las que deben ganar y
- Las que deben gustar.
Yo soy del tipo “debo ganar” y para lograrlo a veces uno tiene que hacer cosas que resultan incómodas y difíciles. La prueba más reveladora para un ganador (o perdedor) es cómo responde a la adversidad.
¿Qué hace cuando se halla bajo presión? ¿Retrocede? ¿Se da por vencido? ¿O se arremanga y pone manos a la obra? Y al final, ¿continúa avanzando? Esa respuesta cuando las cosas se complican es lo que señala la diferencia entre ser una persona rica o pobre..... CONTINUARA
KIM KIYOSAKI